Ginecología integrativa
Liquen
vulvar
La terapia hormonal puede devolverte tu calidad de vida sin incrementar el riesgo de efectos secundarios
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El Liquen Vulvar es una enfermedad autoinmune, crónica y degenerativa de la vulva que afecta severamente la calidad de vida y el bienestar íntimo de las mujeres. No es una enfermedad contagiosa ni transmisible.
Que sea autoinmune significa que es el “propio cuerpo” el que la activa. Se conoce un posible componente genético todavía no descifrado, pero que sí se ve relacionado con otras enfermedades autoinmunes, como lupus eritematoso, celiaquía, hipotiroidismo, vitíligo, etc.
Además, el liquen vulvar se desenvuelve en el concepto de una disbiosis, es decir, un cambio en la microbiota (ya sea intestinal y/o vaginal), y se ve afectado por los hábitos de vida y el tipo de alimentación.
La incidencia estadística es de un 3%, aunque se sabe que es mucho mayor. Esto es debido al retraso en el diagnóstico (unos 5-10 años desde el inicio de los síntomas). Esto se debe a que los síntomas no son muy específicos, a que en muchos casos las mujeres no acuden a consultar por vergüenza o miedo, y a que muchos profesionales sanitarios no saben diagnosticarla, y las mujeres suelen consultar a múltiples profesionales hasta dar con aquel que le ayude con el diagnóstico (una media de 5 profesionales).
El liquen vulvar puede aparecer en cualquier etapa de la mujer, desde la primera infancia hasta la postmenopausia. Sin embargo, parece que existe un pico de incidencia más frecuente en 2 momentos de la vida: en torno a los 20-30 años y en torno a los 50-60 años de edad.
Los síntomas del liquen vulvar suelen ser inespecíficos, y de ahí la dificultad en su diagnóstico inicial. Destaca el picor o ardor vulvar (muchas veces confundido con candidiasis de repetición), a veces también asociado a pérdida de sensibilidad en los genitales.
Otro síntoma que las mujeres suelen notar es la aparición de “rajitas” que le abren en la entrada de la vagina (típico tras las relaciones sexuales), entre los labios mayores y menores, o cerca del capuchón del clítoris.
En la mayoría de los casos, el liquen es “atrófico”, produciendo mucha sequedad en la vulva. En otros casos, el liquen “escleroso” puede manifestarse en forma de placas blanquecinas y duras en la superficie de la vulva. Aunque esta era una clasificación de los tipos de liquen vulvar, a día de hoy ha quedado en el olvido.
Los síntomas deben ser la primera clave para la sospecha de Liquen Vulvar, pero el diagnóstico ha de confirmarse mediante biopsia. En ocasiones, puede tardar años el poder obtener el diagnóstico anatomopatológico, debido a que los criterios establecidos definen solo el liquen en fase avanzada, cuando la enfermedad es claramente visible por la degeneración que produce, y no en la fase temprana.
Debido a esto, actualmente, se está definiendo un nuevo concepto, el “early liquen” o “liquen precoz”, cuya histología es diferente a la del liquen avanzado, lo cual está ayudando mucho con el diagnóstico precoz de esta enfermedad.
Como hemos dicho, es una enfermedad degenerativa: el liquen vulvar va creando una fibrosis profunda que hace que “se peguen” las estructuras de la vulva, principalmente los labios menores y el capuchón del clítoris a los labios mayores, de forma que esta fibrosis “tira”, arde y da sensación de “poca movilidad” en los genitales. Visualmente, los labios menores y el capuchón del clítoris van “desapareciendo”.
El liquen actúa en brotes, creando una intensa inflamación que conlleva que los síntomas se incrementen, y la fibrosis avance. El número y la intensidad de los brotes será lo que vaya marcando la degeneración de la vulva. En ocasiones, los brotes son muy continuados. Otras veces, el liquen permanece “silenciado” durante meses, incluso años.
En los casos de los líquenes más avanzados en la que la mujer no ha sido tratada, se han descrito casos de cáncer de vulva. Hoy en día, esto es algo extraordinario, gracias a la mejoría en el diagnóstico y tratamiento de dicha patología, principalmente a través de la Ginecología Regenerativa.
El tratamiento clásico del liquen vulvar consiste en corticoides en pautas largas y descendentes para frenar los brotes, que suelen alternarse con cremas hidratantes para compensar la deshidratación que producen. Estos tratamientos son efectivos, pero no libres de efectos secundarios, además de no frenar la frecuencia de los brotes, ni revertir la degeneración que el liquen vulvar haya producido.
Por ello, la Ginecología Regenerativa ha aparecido para poder dar solución a esta patología que tanto afecta la calidad de vida y la salud íntima de la mujer. De hecho, las nuevas terapias están planteándose como primera línea de tratamiento para el liquen vulvar, al margen de los clásicos corticoides.
La Ginecología Regenerativa es el conjunto de técnicas y tratamientos orientados a bioestimular los tejidos, de forma que puedan regenerarse por ellos mismos. Existen diferentes procedimientos que pueden utilizarse para el liquen vulvar; la elección de cada uno de ellos va a depender de variables como el grado de afectación que presente la paciente, el número de brotes o la experiencia del profesional.
Los tratamientos regenerativos más utilizados para el Liquen Vulvar son:
La radiofrecuencia consiste en la aplicación de ondas electromagnéticas a través de un dispositivo, cuyo efecto favorece regeneración del colágeno y el aumento de la vascularización, todo lo cual ayuda a restaurar la elasticidad y humedad de la zona vulvar, además de reducir la inflamación y el picor.
El láser es un dispositivo que emite una onda electromagnética con efecto térmico, que estimula la formación de colágeno y vasos sanguíneos, además de favorecer la “rotura” de las placas de fibrosis.
La carboxiterapia consiste en la inyección de CO2 mediante una pequeña aguja a nivel bien intradérmico o subcutáneo, lo cual favorece el intercambio de gases por oxígeno, consiguiendo oxigenar los tejidos, mejorar y aumentar la vascularización, permitir la regeneración del colágeno y mejorar el picor y ardor.
La terapia con Plasma Rico en Plaquetas consiste en realizar infiltraciones del plasma obtenido de sangre de la propia paciente, pero con una alta concentración de plaquetas y sus factores de crecimiento, los cuales consiguen estimular la reparación y regeneración del tejido, como si de una “herida” se tratase. Suele combinarse con ácido hialurónico, para potenciar el efecto hidratante.
Las ondas de choque consisten en pulsos aplicados con un dispositivo, los cuales consiguen romper las placas de fibrosis, las adherencias, además de tener un efecto analgésico, mejorando el dolor y ardor vulvar.
Las células madre son células capaces de diferenciarse en aquellas que se necesiten. La tecnología actual permite su recolección de la grasa de la propia paciente mediante una pequeña “liposucción”, y ser procesada para extraer dichas células madre para su aplicación en la zona vulvar. Según la necesidad, puede usarse para dar volumen cuando sea perdido (macrofat), o usar solo las células madre en menor o mayor concentración (nanofat/ SVF-SVM respectivamente). Es la técnica que más regeneración y espacio entre brotes está permitiendo actualmente.
Actualmente, las nuevas tecnologías están permitiendo la aparición de nuevos y prometedores tratamientos, como el uso de exosomas, o la tecnología HIFEM.
El liquen Vulvar es una enfermedad más frecuente de lo que se piensa, a menudo infradiagnosticada, y que puede afectar severamente a la calidad de vida y el bienestar íntimo de la mujer.
El manejo de la enfermedad debe realizarse desde el punto de vista integrativo, incluyendo hábitos de vida, alimentación correcta, regulación de la microbiota y realizar deporte de forma regular, además de los propios tratamientos de la patología. Entre ellos, los corticoides siguen siendo la primera línea de base; sin embargo, la Ginecología Regenerativa se está posicionando alto en el tratamiento del liquen vulvar, marcando un antes y un después en la calidad de vida de las pacientes y la evolución de dicha enfermedad.
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